Los primeros síntomas son la pérdida de peso o sangre sin motivo, sudores nocturnos, fatiga persistente, diarrea, tos seca, pérdida de apetito, debilidad del cuerpo, infecciones, entre otras.
Los estudios que se han realizado sobre cómo podemos prevenir, ha llegado a que se debe evitar las relaciones sexuales con cualquier persona, evitar el uso de agujas y jeringuillas, asegurarse que la sangre que se va a recibir en alguna transfusión este en buen estado.

Hemos llegado a la conclusión que esta enfermedad causa sufrimiento e incapacidad, aumentando el riesgo de exclusión social.
Además es necesario seguir desarrollando la investigación, la vigilancia y unos métodos de intervención eficaz.
ALUMNA: Rodriguez Alcántara, Sarella Nahomy
ASESORADO POR: Seminario Castillo, Carmen Aurora
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